Esta opinión acerca de Atena, la perra Pitbull que lamentablemente mató a un niño de 2 años en Quito, considera dos puntos importantes a tomar en cuenta.
Inicialmente, las condiciones de vida de Atena no eran las indicadas, es más, no eran ni cercanas a las adecuadas. El apartado 3 del artículo 34 de la ordenanza municipal De la Tenencia, Protección y Control de la Fauna Urbana, explica claramente:
“Si el animal no habita al interior de la vivienda, contará con un espacio físico y un alojamiento adecuado a sus necesidades etológicas, que lo proteja de las inclemencias del tiempo y que le permita vivir en condiciones acordes al Bienestar Animal”.
Considerando el mencionado artículo, es importante tener en cuenta la idea que muchos Quiteños y Ecuatorianos no toman en cuenta lo expuesto y este se convierte en un grave problema. Sin embargo, el real problema detrás de esta actitud de los ecuatorianos es el síndrome del ‘quemeimportismo’.
De aquí nace el problema de raíz: muchos no tienen idea de lo que significa realmente cuidar a un animal. Los actos ingenuos de cariño de las personas, como regalar animales a familias quienes no tienen las condiciones para cuidarlos, son el peor problema de este síndrome. Es tiempo de empezar a tratar a los animales de forma diferente, no a comercializarlos sin escrúpulos para recibir lucro o regalar animales como si fueran cualquier cosa. Un animal tiene vida, derechos, necesidades y viene con muchas responsabilidades. Es por esto que las personas tienen la obligación de investigar, consultar con expertos o simplemente leer una ordenanza para entender cómo se debe tratar dignamente a una mascota. La sociedad todavía tiene mucho que aprender sobre los derechos de un animal.
La defensa de derechos de los animales tiene una relación estricta con los derechos humanos. La sociedad tampoco entiende lo que significan los derechos humanos y lo que significan en el mundo. En general, todo lo referente a derechos humanos recae en dos aspectos, primero, la libertad: la libre elección, libertad de expresión y segundo, los derechos relacionados a temas considerados como el buen vivir y la dignidad. No es un tema difícil de entender, pero mucha gente todavía desconoce la esencia de estos aspectos. Ahora, lo importante no viene del entendimiento de estos derechos básicos, sino, como ya se mencionó, de la esencia de estos derechos.
La gente siempre ha tenido poco interés sobre la responsabilidad que implica el cuidar un ser vivo. Hay muchas personas que se esfuerzan por dar lo mejor que pueden a sus familias, siendo ésta una característica para aplaudir debido a que ellos entienden claramente sus responsabilidades. No podemos juzgar la vida de las personas ni la situación económica ni su vida. Lo que vemos es una familia con muchas dificultades y muchos problemas económicos y sabiendo eso, no fueron lo suficientemente responsables con la vida del niño ni con la del animal. No es suficiente el querer tener un hijo o tener un perro, la gente debe ser realista sobre las condiciones de vida que puede ofrecer.
Esto recae nuevamente en uno de los grandes problemas de la sociedad, el ‘quemeimportismo’. No es el problema que un niño se le deje jugar con un perro o que el perro viva en condiciones terribles, es la falta de importancia que se dá a la vida del niño y del perro. Es la falta de atención que se da a la vida en el país. No es culpa ni de Atena, ni del niño, ni de la tía, es culpa de como la sociedad ha evolucionado llegando al punto en el que no le importa dar una vida digna a un perro, o simplemente cuidar adecuadamente a un hijo.
“Si el animal no habita al interior de la vivienda, contará con un espacio físico y un alojamiento adecuado a sus necesidades etológicas, que lo proteja de las inclemencias del tiempo y que le permita vivir en condiciones acordes al Bienestar Animal”.
Considerando el mencionado artículo, es importante tener en cuenta la idea que muchos Quiteños y Ecuatorianos no toman en cuenta lo expuesto y este se convierte en un grave problema. Sin embargo, el real problema detrás de esta actitud de los ecuatorianos es el síndrome del ‘quemeimportismo’.
De aquí nace el problema de raíz: muchos no tienen idea de lo que significa realmente cuidar a un animal. Los actos ingenuos de cariño de las personas, como regalar animales a familias quienes no tienen las condiciones para cuidarlos, son el peor problema de este síndrome. Es tiempo de empezar a tratar a los animales de forma diferente, no a comercializarlos sin escrúpulos para recibir lucro o regalar animales como si fueran cualquier cosa. Un animal tiene vida, derechos, necesidades y viene con muchas responsabilidades. Es por esto que las personas tienen la obligación de investigar, consultar con expertos o simplemente leer una ordenanza para entender cómo se debe tratar dignamente a una mascota. La sociedad todavía tiene mucho que aprender sobre los derechos de un animal.
La defensa de derechos de los animales tiene una relación estricta con los derechos humanos. La sociedad tampoco entiende lo que significan los derechos humanos y lo que significan en el mundo. En general, todo lo referente a derechos humanos recae en dos aspectos, primero, la libertad: la libre elección, libertad de expresión y segundo, los derechos relacionados a temas considerados como el buen vivir y la dignidad. No es un tema difícil de entender, pero mucha gente todavía desconoce la esencia de estos aspectos. Ahora, lo importante no viene del entendimiento de estos derechos básicos, sino, como ya se mencionó, de la esencia de estos derechos.
La gente siempre ha tenido poco interés sobre la responsabilidad que implica el cuidar un ser vivo. Hay muchas personas que se esfuerzan por dar lo mejor que pueden a sus familias, siendo ésta una característica para aplaudir debido a que ellos entienden claramente sus responsabilidades. No podemos juzgar la vida de las personas ni la situación económica ni su vida. Lo que vemos es una familia con muchas dificultades y muchos problemas económicos y sabiendo eso, no fueron lo suficientemente responsables con la vida del niño ni con la del animal. No es suficiente el querer tener un hijo o tener un perro, la gente debe ser realista sobre las condiciones de vida que puede ofrecer.
Esto recae nuevamente en uno de los grandes problemas de la sociedad, el ‘quemeimportismo’. No es el problema que un niño se le deje jugar con un perro o que el perro viva en condiciones terribles, es la falta de importancia que se dá a la vida del niño y del perro. Es la falta de atención que se da a la vida en el país. No es culpa ni de Atena, ni del niño, ni de la tía, es culpa de como la sociedad ha evolucionado llegando al punto en el que no le importa dar una vida digna a un perro, o simplemente cuidar adecuadamente a un hijo.