Por fin llegó y así de rápido se fue. Un mundial controversial. En lo futbolístico con muchas sorpresas y muchos golpes. Ecuador no tuvo la mejor participación y se esperaba más del anfitrión del mundial: Brasil. Argentina con un controversial grupo y avances hasta la final. Colombia con un sensacional equipo, una estrella colombiana como es James Rodríguez que tiene mucho que dar en el futuro...
Un Messi desapercibido, un tal Cristiano Ronaldo estaba convocado y un grande entrenador Van Gaal quien mostró todas sus cualidades para dirigir al equipo Holandés. El mundial fue conquistado por Alemania, para muchos el justo campeón. Un gran equipo con muchas estrellas que tienen todavía mucho por dar. Una gran implementación al futbol mundial, el sensor en los arcos para evitar los goles fantasmas. ¿Qué más podemos decir? Fue un gran mundial, aunque tuvo momentos que no a muchos agradó, así es el futbol. No hay más que decir.
Lo importante de este mundial se dio por el “fuera de juego”. No nos referimos a la regla, si no a lo que pasó fuera de las canchas de futbol. Varias marchas en contra de que se haga el mundial, huelgas agitadas que sacudieron al país durante muchos meses, alzas de pasajes de transporte público, huelgas de profesores, etc. Estos eventos causaron muchos problemas en la preparación para el mundial, cuestionando realmente el énfasis de inversión del gobierno brasileño hacia los estadios e infraestructura, cuando no se estaba ayudando a su gente y se aumentaban los precios cada vez más.
Dilma Rousseff fue el centro de críticas y de problemas políticos los que llevaron a la ciudadanía a sentirse inconforme. Pero el mundial se jugó, y la FIFA no se inmutó en reaccionar frente a fuertes críticas para cambiar la sede de Brasil o suspender el mundial. Se siguió y no se paró (excepto en algunas construcciones que días antes de iniciarse el Mundial no estaban listas). No se sintió una fiesta como Brasil se caracteriza: una inauguración con una extraña presentación y ni hablar de la clausura que dejó mucho que desear. Por cierto, nos gustó todavía ver a un grande como Santana con su habilidad intacta y todavía no sabemos qué hacía ahí Shakira.
La crítica recae en la organización por parte del gobierno brasileño, la cual no llegó a estándares mundialistas. No llegó a apaciguar a su pueblo y los puso en un conflicto importante, el cual casi perjudica la realización del mundial. Los organizadores del evento se olvidaron que el mundo estaba esperando la fiesta que es Brasil y todo su esplendor. Lo que al final nos dieron fue: a un imitador de Lord Voldemort con la canción más repetitiva, repetida y poco inspirada del año y una Jennifer Lopez que no se entiende cuánto gasta en auto-tune.
Lo futbolístico: Muchísimas joyas, grande futuro para el futbol mundial y el sensor de goles. Una gran cantidad de pollas mundialistas arruinadas, pero con un espectacular desenlace. Además, varias lecciones para los guerreros tricolores y por suerte, ¡Rueda no va más!
La Organización: Terrible, Mucho que desear del gobierno brasileño y de la presidenta Dilma Rousseff. FIFA sin oídos y sin consideración de los eventos ocacionados en el país.
Lo importante de este mundial se dio por el “fuera de juego”. No nos referimos a la regla, si no a lo que pasó fuera de las canchas de futbol. Varias marchas en contra de que se haga el mundial, huelgas agitadas que sacudieron al país durante muchos meses, alzas de pasajes de transporte público, huelgas de profesores, etc. Estos eventos causaron muchos problemas en la preparación para el mundial, cuestionando realmente el énfasis de inversión del gobierno brasileño hacia los estadios e infraestructura, cuando no se estaba ayudando a su gente y se aumentaban los precios cada vez más.
Dilma Rousseff fue el centro de críticas y de problemas políticos los que llevaron a la ciudadanía a sentirse inconforme. Pero el mundial se jugó, y la FIFA no se inmutó en reaccionar frente a fuertes críticas para cambiar la sede de Brasil o suspender el mundial. Se siguió y no se paró (excepto en algunas construcciones que días antes de iniciarse el Mundial no estaban listas). No se sintió una fiesta como Brasil se caracteriza: una inauguración con una extraña presentación y ni hablar de la clausura que dejó mucho que desear. Por cierto, nos gustó todavía ver a un grande como Santana con su habilidad intacta y todavía no sabemos qué hacía ahí Shakira.
La crítica recae en la organización por parte del gobierno brasileño, la cual no llegó a estándares mundialistas. No llegó a apaciguar a su pueblo y los puso en un conflicto importante, el cual casi perjudica la realización del mundial. Los organizadores del evento se olvidaron que el mundo estaba esperando la fiesta que es Brasil y todo su esplendor. Lo que al final nos dieron fue: a un imitador de Lord Voldemort con la canción más repetitiva, repetida y poco inspirada del año y una Jennifer Lopez que no se entiende cuánto gasta en auto-tune.
Lo futbolístico: Muchísimas joyas, grande futuro para el futbol mundial y el sensor de goles. Una gran cantidad de pollas mundialistas arruinadas, pero con un espectacular desenlace. Además, varias lecciones para los guerreros tricolores y por suerte, ¡Rueda no va más!
La Organización: Terrible, Mucho que desear del gobierno brasileño y de la presidenta Dilma Rousseff. FIFA sin oídos y sin consideración de los eventos ocacionados en el país.