“Un buen administrador se mide por su eficiencia y planificación, no por la cantidad de proyectos que realice” - La Opinión Central
Desde el 2007, cuando Rafael Correa y la Revolución Ciudadana asumen el poder en el Ecuador, se lanzaron a una cruzada por la renovación de la patria. Muchos proyectos que comenzaron a planificar y pulir para llevarlos a cabo en el futuro eran realmente prometedores. Los proyectos relacionados a hidroeléctricas, la refinería del pacífico, carreteras (ampliaciones, re-pavimentaciones, e implementación de nuevas), las ‘Escuelas del Milenio’, los Ecu-911, los nuevos hospitales, Yachay, entre otras. Sin embargo, el proyecto “estrella” es el satélite Pegaso; un proyecto que emocionó a la gente y al gobierno por un momento, seguido de un estrepitoso silencio.
Muchas de esas obras se pudieron comenzar a construir debido al interés del gobierno por destinar mayor cantidad de dinero a inversión y menor cantidad a la paga de la deuda externa. Adicionalmente, este gobierno se enfocó en hacer que todos los ingresos del petróleo extraído pasen al estado ecuatoriano, lo cual incrementó sus ingresos aún más. Sin embargo, el gobierno no consideró la producción puesto que las empresas internacionales lograban mayor producción de barriles de petróleo diaria y debido a la falta de planificación estatal, el gobierno decretó este cambio cuando las empresas nacionales, por falta de desarrollo, no tienen la misma capacidad como las empresas extranjeras. En los últimos años el alza en el precio del petróleo que sobrepasó los 100 USD por barril, disparó los ingresos con los que el gobierno contaba; ingresos con los que ninguna presidencia anterior contó ni cerca. Como se dijo anteriormente, un buen administrador debe ser medido por qué tan eficiente es con los recursos que tiene. Una persona es buen administrador cuando con pocos o escasos recursos logra grandes resultados. Sin embargo la situación de Correa es la de un administrador ineficiente que puede alcanzar a construir muchas obras en volumen, pero con un costo altísimo por la mala planificación y la mala administración de recursos.
Correa se jacta de ser un buen administrador, diciendo que le ha traído bien a la patria con nuevas obras e innovación, sin embargo usando su vocabulario, “es un caretuco”. Un ejemplo claro de la mala administración de Correa es la construcción de la nueva hidroeléctrica más grande del país, la Coca Codo Sinclair. Sin lugar a dudas, este es un proyecto que va a proveer al país de grandes cantidades de electricidad en conjunto con la mayoría de hidroeléctricas. Con lo cual reduce la necesidad de importar energía de países vecinos como Perú o Colombia. Es un megaproyecto que ha requerido mucha planificación y parece que la fecha estimada de entrega que era el año 2016 queda aplazada un año más, por demora en las obras.
La crítica no es dirigida hacia la idea o la buena intención de desarrollar el proyecto sino a la política pública impulsada por el gobierno conocida como ‘el cambio de la matriz productiva’. Es cierto que teniendo en el 2016 ya suficiente energía eléctrica deberíamos aprovecharla de mejor manera y sustituir a los recursos no renovables por fuentes renovables de energía. Sin embargo, el enfoque del gobierno, otra vez, es más mediático que productivo. Lanzaron la campaña del ‘cambio de matriz productiva’ intentando buscar adeptos que ahora utilicen en los hogares cocinas de inducción en vez de las cocinas a gas para poder reducir la enorme carga que representa el subsidio de dicho recurso al estado. Luego de casi dos años de gastar millones en campaña los resultados son casi nulos. Tanto así, que desde este año (2015) el impuesto a las cocinas de gas subió en un 100% y se redujo el cupo para la importación. Todo, con el fin, de “convencer” a los ecuatorianos de adquirir su cocina de inducción. Además que hay un subsidio por parte del gobierno y cómodas cuotas para la adquisición de estos productos. El gobierno y el presidente debe entender que hay que aprender del mercado para poder tener eficaces políticas de Estado, en esto hay que tomar en cuenta que lo primero que se debe hacer es tener recursos e insumos para empezar a cambiar la matriz productiva, no hacerlo al revés, de manera apresurada, puesto que trae consecuencias graves en el futuro. En los últimos días en varios medios de comunicación se ha dado a conocer que ahora el gobierno intentó impulsar una campaña para chatarrizar las cocinas a gas dando $50.00 a cada persona que entregue una de esas para la campaña.
Además, recientemente se dio a conocer una noticia muy perjudicial para la economía del país: el costo del proyecto Coca-Codo Sinclair, que se había determinado en 2200 millones de dólares, subió a 2806 millones. Este incremento se da por el tiempo que la obra se ha retrasado y, como lo explicó el gerente de la empresa china encargada del mismo, porque se entendió mal cuando se dio a conocer el valor de 2200 millones, pues ese valor no consideraba la fiscalización (impuestos). Lo cierto es que, una vez más, una mega obra del gobierno sube su precio de manera exagerada. Podemos encontrar varios ejemplos no muy lejanos en el tiempo de obras que por mal presupuestadas terminaron saliendo muy caras para el Estado. Otro ejemplo es el de la carretera Collas, que une al norte de Quito con el aeropuerto. Esta ruta no tiene más de 15 km. de longitud y tuvo un costo mayor a los 100 millones de dólares. Un valor elevado para el valor de 80 millones en el que estuvo presupuestada la carretera en un principio. Inclusive, esta carretera es conocida como una de las más caras por kilómetro en la historia del Ecuador. No negamos que haya sido una obra para el beneficio de la ciudad de Quito, pero el precio de esta se elevó en su mayoría por la ineficiencia en la planificación del gobierno central.
Otro ejemplo es la Refinería del Pacífico que ha tenido muchas idas y venidas. En principio, fue uno de los proyectos insigne de los gobiernos de Chávez y Correa en la cooperación entre ambas naciones. Lo cierto es que la obra que hace un par de años se anunciaba lista para el 2017, a la fecha sigue buscando completar el financiamiento. Hay algunos factores que han afectado ese aspecto, como por ejemplo la actual crisis que vive Venezuela o la baja del precio del petróleo. Sin embargo, lo más preocupante es que solo en movimiento de tierras se ha gastado cerca de 1200 millones de dólares. Esta cifra se presenta como sumamente alta para tan solo remover tierras y aplanar terrenos. Una vez más, vemos con decepción como la planificación de obras muy importantes para el país se manejan sin planificación seria y con dudosa transparencia.
El ejemplo final y más claro es el, lamentablemente estrellado, Pegaso. Este fue el primer satélite que Ecuador ponía en órbita, aunque fue uno de los más grandes fracasos de la Revolución Ciudadana por lo que ocurrió después. Se lo vendió como un gran proyecto que iba a traer beneficios nunca antes vistos al país en materia de educación y desarrollo; el proyecto tuvo una duración corta, ya que a pocos días de lanzado el satélite, y por mala suerte, chocó con basura espacial de un cohete desechado por uno de los aliados de Correa, Rusia. Debido a los resultados que el gobierno creyó que este proyecto podía tener, se invirtió una suma altísima sin pensar en las consecuencias que podía traer. La novelería de mencionar que el Ecuador tiene un satélite en órbita ganó a la razón y se utilizaron recursos desmedidamente. El proyecto llegó a costar USD 780 mil cuando otras naciones o empresas americanas ponen nano satélites en órbita por la mitad de la inversión. En este caso, el gobierno tiene que entrar en razón ya que paga sumas excesivas por proyectos fallidos, sin embargo, la prevención siempre debe estar presente y es lo que este gobierno no ha hecho. Para enseñar la importancia de la prevención y la planificación adecuada, en algunos colegios, en la materia de ciencias, los profesores desarrollan un proyecto en el de construir un paracaídas para lanzar un huevo desde una altura y evitar que este se rompa. El gobierno hizo un proyecto similar, sin embargo no desarrolló un paracaídas lo suficientemente fuerte y Pegaso se estrelló, afectando a la ciudadanía con un gasto injustificable.
El boom petrolero que le ha tocado vivir a la Revolución Ciudadana ha demostrado que el Ecuador no es un país pobre como muchos ciudadanos con visión de nación pequeña sostienen, sino que más bien es un país pobremente administrado. Como nunca antes durante estos 8 años hemos tenido el dinero necesario para fomentar la inversión extranjera, dar incentivos a la producción local y ahorrar para épocas de vacas flacas. Así como el gobierno señaló que el mundo falló al Ecuador con respecto al Yasuní, ahora el gobierno de turno nos falló; lo hizo al utilizar dinero de la ciudadanía de manera desmedida y sin planificación previa. Es así como proyectos con aires innovadores que aparecían en planes en el 2007 terminaron estrellándose de manera muy costosa para el país.
Muchas de esas obras se pudieron comenzar a construir debido al interés del gobierno por destinar mayor cantidad de dinero a inversión y menor cantidad a la paga de la deuda externa. Adicionalmente, este gobierno se enfocó en hacer que todos los ingresos del petróleo extraído pasen al estado ecuatoriano, lo cual incrementó sus ingresos aún más. Sin embargo, el gobierno no consideró la producción puesto que las empresas internacionales lograban mayor producción de barriles de petróleo diaria y debido a la falta de planificación estatal, el gobierno decretó este cambio cuando las empresas nacionales, por falta de desarrollo, no tienen la misma capacidad como las empresas extranjeras. En los últimos años el alza en el precio del petróleo que sobrepasó los 100 USD por barril, disparó los ingresos con los que el gobierno contaba; ingresos con los que ninguna presidencia anterior contó ni cerca. Como se dijo anteriormente, un buen administrador debe ser medido por qué tan eficiente es con los recursos que tiene. Una persona es buen administrador cuando con pocos o escasos recursos logra grandes resultados. Sin embargo la situación de Correa es la de un administrador ineficiente que puede alcanzar a construir muchas obras en volumen, pero con un costo altísimo por la mala planificación y la mala administración de recursos.
Correa se jacta de ser un buen administrador, diciendo que le ha traído bien a la patria con nuevas obras e innovación, sin embargo usando su vocabulario, “es un caretuco”. Un ejemplo claro de la mala administración de Correa es la construcción de la nueva hidroeléctrica más grande del país, la Coca Codo Sinclair. Sin lugar a dudas, este es un proyecto que va a proveer al país de grandes cantidades de electricidad en conjunto con la mayoría de hidroeléctricas. Con lo cual reduce la necesidad de importar energía de países vecinos como Perú o Colombia. Es un megaproyecto que ha requerido mucha planificación y parece que la fecha estimada de entrega que era el año 2016 queda aplazada un año más, por demora en las obras.
La crítica no es dirigida hacia la idea o la buena intención de desarrollar el proyecto sino a la política pública impulsada por el gobierno conocida como ‘el cambio de la matriz productiva’. Es cierto que teniendo en el 2016 ya suficiente energía eléctrica deberíamos aprovecharla de mejor manera y sustituir a los recursos no renovables por fuentes renovables de energía. Sin embargo, el enfoque del gobierno, otra vez, es más mediático que productivo. Lanzaron la campaña del ‘cambio de matriz productiva’ intentando buscar adeptos que ahora utilicen en los hogares cocinas de inducción en vez de las cocinas a gas para poder reducir la enorme carga que representa el subsidio de dicho recurso al estado. Luego de casi dos años de gastar millones en campaña los resultados son casi nulos. Tanto así, que desde este año (2015) el impuesto a las cocinas de gas subió en un 100% y se redujo el cupo para la importación. Todo, con el fin, de “convencer” a los ecuatorianos de adquirir su cocina de inducción. Además que hay un subsidio por parte del gobierno y cómodas cuotas para la adquisición de estos productos. El gobierno y el presidente debe entender que hay que aprender del mercado para poder tener eficaces políticas de Estado, en esto hay que tomar en cuenta que lo primero que se debe hacer es tener recursos e insumos para empezar a cambiar la matriz productiva, no hacerlo al revés, de manera apresurada, puesto que trae consecuencias graves en el futuro. En los últimos días en varios medios de comunicación se ha dado a conocer que ahora el gobierno intentó impulsar una campaña para chatarrizar las cocinas a gas dando $50.00 a cada persona que entregue una de esas para la campaña.
Además, recientemente se dio a conocer una noticia muy perjudicial para la economía del país: el costo del proyecto Coca-Codo Sinclair, que se había determinado en 2200 millones de dólares, subió a 2806 millones. Este incremento se da por el tiempo que la obra se ha retrasado y, como lo explicó el gerente de la empresa china encargada del mismo, porque se entendió mal cuando se dio a conocer el valor de 2200 millones, pues ese valor no consideraba la fiscalización (impuestos). Lo cierto es que, una vez más, una mega obra del gobierno sube su precio de manera exagerada. Podemos encontrar varios ejemplos no muy lejanos en el tiempo de obras que por mal presupuestadas terminaron saliendo muy caras para el Estado. Otro ejemplo es el de la carretera Collas, que une al norte de Quito con el aeropuerto. Esta ruta no tiene más de 15 km. de longitud y tuvo un costo mayor a los 100 millones de dólares. Un valor elevado para el valor de 80 millones en el que estuvo presupuestada la carretera en un principio. Inclusive, esta carretera es conocida como una de las más caras por kilómetro en la historia del Ecuador. No negamos que haya sido una obra para el beneficio de la ciudad de Quito, pero el precio de esta se elevó en su mayoría por la ineficiencia en la planificación del gobierno central.
Otro ejemplo es la Refinería del Pacífico que ha tenido muchas idas y venidas. En principio, fue uno de los proyectos insigne de los gobiernos de Chávez y Correa en la cooperación entre ambas naciones. Lo cierto es que la obra que hace un par de años se anunciaba lista para el 2017, a la fecha sigue buscando completar el financiamiento. Hay algunos factores que han afectado ese aspecto, como por ejemplo la actual crisis que vive Venezuela o la baja del precio del petróleo. Sin embargo, lo más preocupante es que solo en movimiento de tierras se ha gastado cerca de 1200 millones de dólares. Esta cifra se presenta como sumamente alta para tan solo remover tierras y aplanar terrenos. Una vez más, vemos con decepción como la planificación de obras muy importantes para el país se manejan sin planificación seria y con dudosa transparencia.
El ejemplo final y más claro es el, lamentablemente estrellado, Pegaso. Este fue el primer satélite que Ecuador ponía en órbita, aunque fue uno de los más grandes fracasos de la Revolución Ciudadana por lo que ocurrió después. Se lo vendió como un gran proyecto que iba a traer beneficios nunca antes vistos al país en materia de educación y desarrollo; el proyecto tuvo una duración corta, ya que a pocos días de lanzado el satélite, y por mala suerte, chocó con basura espacial de un cohete desechado por uno de los aliados de Correa, Rusia. Debido a los resultados que el gobierno creyó que este proyecto podía tener, se invirtió una suma altísima sin pensar en las consecuencias que podía traer. La novelería de mencionar que el Ecuador tiene un satélite en órbita ganó a la razón y se utilizaron recursos desmedidamente. El proyecto llegó a costar USD 780 mil cuando otras naciones o empresas americanas ponen nano satélites en órbita por la mitad de la inversión. En este caso, el gobierno tiene que entrar en razón ya que paga sumas excesivas por proyectos fallidos, sin embargo, la prevención siempre debe estar presente y es lo que este gobierno no ha hecho. Para enseñar la importancia de la prevención y la planificación adecuada, en algunos colegios, en la materia de ciencias, los profesores desarrollan un proyecto en el de construir un paracaídas para lanzar un huevo desde una altura y evitar que este se rompa. El gobierno hizo un proyecto similar, sin embargo no desarrolló un paracaídas lo suficientemente fuerte y Pegaso se estrelló, afectando a la ciudadanía con un gasto injustificable.
El boom petrolero que le ha tocado vivir a la Revolución Ciudadana ha demostrado que el Ecuador no es un país pobre como muchos ciudadanos con visión de nación pequeña sostienen, sino que más bien es un país pobremente administrado. Como nunca antes durante estos 8 años hemos tenido el dinero necesario para fomentar la inversión extranjera, dar incentivos a la producción local y ahorrar para épocas de vacas flacas. Así como el gobierno señaló que el mundo falló al Ecuador con respecto al Yasuní, ahora el gobierno de turno nos falló; lo hizo al utilizar dinero de la ciudadanía de manera desmedida y sin planificación previa. Es así como proyectos con aires innovadores que aparecían en planes en el 2007 terminaron estrellándose de manera muy costosa para el país.