“Por aquí, sin embargo, no miramos hacia atrás por mucho tiempo. Seguimos avanzando , abriendo nuevas puertas y haciendo cosas nuevas , porque somos curiosos y la curiosidad nos guía a nuevos caminos” - Walt Disney.
Todavía queda en nuestras mentes ese relato energizante de Alfonso Laso ‘Pancho Moreno’ el 7 de Noviembre del 2001, cuando la selección ecuatoriana empató 1-1 con Uruguay, decía, “ha sido de esperar toda una vida para ver a Ecuador en un mundial!”. Ese día se convirtió en un hito histórico para el fútbol ecuatoriano, al ser la primera vez que Ecuador conseguía la clasificación a un mundial.
Muchos sociólogos ecuatorianos han dicho en reiteradas ocasiones que la mentalidad de nuestra sociedad cambió por el fenómeno social de alcanzar la clasificación a un mundial de fútbol por primera vez. Esto lo han reconocido grandes personajes que dejaron el nombre del país en alto, antes que la selección lo hiciera, como por ejemplo, el gran andinista Ivan Vallejo quien contaba “yo le tengo mucho aprecio al fútbol porque fue el que hizo que Ecuador sea conocido mundialmente!”. Refiriéndose a su anécdota muy particular, en una de sus expediciones a los Himalayas en el 2001, realizó una llamada telefónica al Ecuador, sin embargo, para que le cobrarán una tarifa justa, debió explicar que el Ecuador era un país sudamericano cerca de Colombia, pues cuando mencionaba el nombre “Ecuador”, todos le preguntaban si estaba confundido, no creían que era un país. Cuando culminaba esta expedición, al bajar, intenta otra llamada, ya tenía la explicación que iba a dar preparada de antemano, sin embargo, nunca se imaginó que cuando mencionó el nombre de Ecuador le respondieron: “Ah, los que le ganaron a Brasil!”. Pues sí, pocos días antes (el 28 de marzo del 2001) la selección ecuatoriana, por primera vez, le había ganado a Brasil un partido de fútbol. No intentamos decir que el fútbol debe ser la brújula del país, pero desafortunadamente hay que reconocer que es un fenómeno social de alto impacto en países como el nuestro.
El fútbol no conoce de lógica como parece que tampoco conoce de lógica la idiosincrasia de los ecuatorianos. El fútbol ha sido uno de los pocos eventos históricos (A parte de la Guerra del Cenepa y el Oro Olímpico de Jefferson Pérez en Atlanta 1996) que han logrado juntar al país realmente como país. Esto ha hecho crecer el amor y orgullo patrio, aunque se pueden notar ciertas características de esta situación que se han repetido en otras circunstancias.
Por ejemplo luego de la clasificación al 1er mundial, al quedar eliminados decíamos: “fue nuestro primer mundial, fuimos a aprender”. Pero, consecutivamente, clasificamos a Alemania 2006 y nos dimos cuenta que los resultados que habíamos obtenidos no eran por casualidad, sino porque realmente se había realizado un gran esfuerzo y trabajo. Sin embargo, esto, en conjunto, es algo que la sociedad ecuatoriana elude con gran facilidad. Si todos los ecuatorianos nos preocuparíamos por construir un mejor país, en lugar de pensar en cómo frenar el avance del vecino, de seguro seríamos más desarrollados. Los ecuatorianos en general tienden a ser envidiosos, querer lo que quiere el otro, justa o injustamente, en vez de esforzarse por salir adelante con esfuerzo propio.
Lo más importante es que no debemos conformarnos con los logros que hemos obtenido hasta el momento, sino siempre debemos pensar en cómo avanzar un poco más. Otra vez, aplicado al ejemplo del fútbol podemos comparar al presidente Correa con Luis Chiriboga, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Es innegable que ambos han realizado obras importantes en sus mandatos, pero también han tomado decisiones caras que deberían ser juzgadas por los Ecuatorianos, sobre todo cuando de concentrar el poder se trata. Por ejemplo, Chiriboga, quien tiene una clara visión de su situación. Él sabe que la prensa y el ecuatoriano promedio se contenta con clasificar al mundial y que luego lo que pase en ese mundial será un “extra”. Sabe que obteniendo el boleto al mundial se asegura una reelección segura, y de no ser el caso, como lo fue en las eliminatorios para el mundial 2010, intenta establecer una especie de paternalismo sobre los clubes más chicos para obtener su voto. No ve más allá. No ve la auto-superación que sólo se logra trabajando más y más duro cada vez que se dá la oportunidad. Con el país sucede algo más o menos parecido. El presidente Correa construye y mejora carreteras, escuelas y hospitales del país y sabemos que esos son aspectos indispensables para el país, pero el presidente sabe que con eso contenta al ecuatoriano promedio, lo cual ‘basta y sobra’ para seguir en el poder.
Para entender esto, es necesario recordar otro episodio de orgullo para el Ecuador. El 2 de Julio del 2008, Liga Deportiva Universitaria de Quito ganó la Copa Libertadores de América, primera vez que un equipo ecuatoriano lo hacía. Este hecho no solo marcó una nueva etapa para Liga sino para todos los equipos ecuatorianos en competiciones internacionales. Lo más alto que se había llegado era la final cuando Barcelona llegó en 1990 y en 1998, sin embargo, en ninguna logró llevarse el título. La idiosincrasia ecuatoriana cambio ese momento a nivel de clubes y como dicen los analistas deportivos actualmente, el equipo que quiera superar esta vara no tendrá que llegar a la final sino tendrá que ganarla y para superar a Liga, tendrá que hacerlo más de una vez. Esta gesta histórica marcaron una nueva etapa para el deporte en el país, sobre todo a nivel de clubes, causando admiración en la región y a la vez poniendo el nombre del Ecuador aún más en alto. Es por esto, incluso, que ahora vienen equipos de otros países y la actitud que toman es diferente, muestran mayor respeto y los resultados reflejan este fenómeno de la misma manera.
Creo que estamos en un momento donde no solo es cuestión de alabar obras que nunca se habían hecho antes, sino momento de seguir avanzando y ser aún mejores. Evaluar el trabajo realizado y ver las deficiencias y las virtudes para mejorar todavía un poco más. Como decía, es innegable que el presidente de la FEF nos ha clasificado a mundiales, pero la vara de la superación ya no es suficiente con clasificar a un mundial. No se busca crecer sino se busca desear el mal al resto, independientemente de lo que haga o consiga uno. Un ejemplo de esto es el sentimiento que ha generado el gobierno últimamente en el país, un sentimiento de envidia hacia el que más tiene; “los pelucones”. El sentimiento que se generó fue el de quitarles a los pelucones para entregar a los pobres en lugar de pensar en mejorar la situación de todos para que todos se desarrollen y tengan una mejor situación. Lo que hace que tengamos una sociedad en general que decida ser mediocre antes de empujar a cosas más grandes. Hay que trabajar arduamente y ponerse límites más altos.
Como país entonces, debemos reflexionar y pensar que es lo que queremos y hacia dónde queremos llegar. El mensaje es claro. Queremos lo mismo de estos últimos 8 años de ‘Revolución Ciudadana’ o queremos avanzar para ser todavía mejores. Exigirnos más, con proyectos más innovadores que no solo atiendan a carreteras, escuelas del milenio o hospitales y convenzan al ecuatoriano promedio con populismo banal. Hay que buscar mejoras para el país y no solo dividir más a la sociedad. Es innegable que falta un líder real que no busque intereses personales o de un partido para lograr realmente innovar. Recordemos aquella frase con la que Hernán Darío “el Bolillo” Gómez nos llenó de esperanza para apoyar a nuestro país y siempre seguir creciendo: “¡Si se puede!”
Muchos sociólogos ecuatorianos han dicho en reiteradas ocasiones que la mentalidad de nuestra sociedad cambió por el fenómeno social de alcanzar la clasificación a un mundial de fútbol por primera vez. Esto lo han reconocido grandes personajes que dejaron el nombre del país en alto, antes que la selección lo hiciera, como por ejemplo, el gran andinista Ivan Vallejo quien contaba “yo le tengo mucho aprecio al fútbol porque fue el que hizo que Ecuador sea conocido mundialmente!”. Refiriéndose a su anécdota muy particular, en una de sus expediciones a los Himalayas en el 2001, realizó una llamada telefónica al Ecuador, sin embargo, para que le cobrarán una tarifa justa, debió explicar que el Ecuador era un país sudamericano cerca de Colombia, pues cuando mencionaba el nombre “Ecuador”, todos le preguntaban si estaba confundido, no creían que era un país. Cuando culminaba esta expedición, al bajar, intenta otra llamada, ya tenía la explicación que iba a dar preparada de antemano, sin embargo, nunca se imaginó que cuando mencionó el nombre de Ecuador le respondieron: “Ah, los que le ganaron a Brasil!”. Pues sí, pocos días antes (el 28 de marzo del 2001) la selección ecuatoriana, por primera vez, le había ganado a Brasil un partido de fútbol. No intentamos decir que el fútbol debe ser la brújula del país, pero desafortunadamente hay que reconocer que es un fenómeno social de alto impacto en países como el nuestro.
El fútbol no conoce de lógica como parece que tampoco conoce de lógica la idiosincrasia de los ecuatorianos. El fútbol ha sido uno de los pocos eventos históricos (A parte de la Guerra del Cenepa y el Oro Olímpico de Jefferson Pérez en Atlanta 1996) que han logrado juntar al país realmente como país. Esto ha hecho crecer el amor y orgullo patrio, aunque se pueden notar ciertas características de esta situación que se han repetido en otras circunstancias.
Por ejemplo luego de la clasificación al 1er mundial, al quedar eliminados decíamos: “fue nuestro primer mundial, fuimos a aprender”. Pero, consecutivamente, clasificamos a Alemania 2006 y nos dimos cuenta que los resultados que habíamos obtenidos no eran por casualidad, sino porque realmente se había realizado un gran esfuerzo y trabajo. Sin embargo, esto, en conjunto, es algo que la sociedad ecuatoriana elude con gran facilidad. Si todos los ecuatorianos nos preocuparíamos por construir un mejor país, en lugar de pensar en cómo frenar el avance del vecino, de seguro seríamos más desarrollados. Los ecuatorianos en general tienden a ser envidiosos, querer lo que quiere el otro, justa o injustamente, en vez de esforzarse por salir adelante con esfuerzo propio.
Lo más importante es que no debemos conformarnos con los logros que hemos obtenido hasta el momento, sino siempre debemos pensar en cómo avanzar un poco más. Otra vez, aplicado al ejemplo del fútbol podemos comparar al presidente Correa con Luis Chiriboga, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Es innegable que ambos han realizado obras importantes en sus mandatos, pero también han tomado decisiones caras que deberían ser juzgadas por los Ecuatorianos, sobre todo cuando de concentrar el poder se trata. Por ejemplo, Chiriboga, quien tiene una clara visión de su situación. Él sabe que la prensa y el ecuatoriano promedio se contenta con clasificar al mundial y que luego lo que pase en ese mundial será un “extra”. Sabe que obteniendo el boleto al mundial se asegura una reelección segura, y de no ser el caso, como lo fue en las eliminatorios para el mundial 2010, intenta establecer una especie de paternalismo sobre los clubes más chicos para obtener su voto. No ve más allá. No ve la auto-superación que sólo se logra trabajando más y más duro cada vez que se dá la oportunidad. Con el país sucede algo más o menos parecido. El presidente Correa construye y mejora carreteras, escuelas y hospitales del país y sabemos que esos son aspectos indispensables para el país, pero el presidente sabe que con eso contenta al ecuatoriano promedio, lo cual ‘basta y sobra’ para seguir en el poder.
Para entender esto, es necesario recordar otro episodio de orgullo para el Ecuador. El 2 de Julio del 2008, Liga Deportiva Universitaria de Quito ganó la Copa Libertadores de América, primera vez que un equipo ecuatoriano lo hacía. Este hecho no solo marcó una nueva etapa para Liga sino para todos los equipos ecuatorianos en competiciones internacionales. Lo más alto que se había llegado era la final cuando Barcelona llegó en 1990 y en 1998, sin embargo, en ninguna logró llevarse el título. La idiosincrasia ecuatoriana cambio ese momento a nivel de clubes y como dicen los analistas deportivos actualmente, el equipo que quiera superar esta vara no tendrá que llegar a la final sino tendrá que ganarla y para superar a Liga, tendrá que hacerlo más de una vez. Esta gesta histórica marcaron una nueva etapa para el deporte en el país, sobre todo a nivel de clubes, causando admiración en la región y a la vez poniendo el nombre del Ecuador aún más en alto. Es por esto, incluso, que ahora vienen equipos de otros países y la actitud que toman es diferente, muestran mayor respeto y los resultados reflejan este fenómeno de la misma manera.
Creo que estamos en un momento donde no solo es cuestión de alabar obras que nunca se habían hecho antes, sino momento de seguir avanzando y ser aún mejores. Evaluar el trabajo realizado y ver las deficiencias y las virtudes para mejorar todavía un poco más. Como decía, es innegable que el presidente de la FEF nos ha clasificado a mundiales, pero la vara de la superación ya no es suficiente con clasificar a un mundial. No se busca crecer sino se busca desear el mal al resto, independientemente de lo que haga o consiga uno. Un ejemplo de esto es el sentimiento que ha generado el gobierno últimamente en el país, un sentimiento de envidia hacia el que más tiene; “los pelucones”. El sentimiento que se generó fue el de quitarles a los pelucones para entregar a los pobres en lugar de pensar en mejorar la situación de todos para que todos se desarrollen y tengan una mejor situación. Lo que hace que tengamos una sociedad en general que decida ser mediocre antes de empujar a cosas más grandes. Hay que trabajar arduamente y ponerse límites más altos.
Como país entonces, debemos reflexionar y pensar que es lo que queremos y hacia dónde queremos llegar. El mensaje es claro. Queremos lo mismo de estos últimos 8 años de ‘Revolución Ciudadana’ o queremos avanzar para ser todavía mejores. Exigirnos más, con proyectos más innovadores que no solo atiendan a carreteras, escuelas del milenio o hospitales y convenzan al ecuatoriano promedio con populismo banal. Hay que buscar mejoras para el país y no solo dividir más a la sociedad. Es innegable que falta un líder real que no busque intereses personales o de un partido para lograr realmente innovar. Recordemos aquella frase con la que Hernán Darío “el Bolillo” Gómez nos llenó de esperanza para apoyar a nuestro país y siempre seguir creciendo: “¡Si se puede!”