"Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia" - Theodore Roosevelt
La corrupción está presente en la mayoría de gobiernos mundiales y no existe una característica permanente a lo largo de los mismos que permita categorizar o que altere la probabilidad que un país se hunda en la corrupción. Un país puede ser democrático o dictatorial y en ambos casos puede experimentar un alto grado de corrupción, cuando la creencia popular sugiere que los países dictatoriales son más propensos a sufrirla. No cabe duda que hay muchos ejemplos de cómo una nación democrática cae en las manos de la corrupción facilmente.
Por ejemplo, Ecuador. Desde que empezó su historia democrática, ha tenido gobiernos donde el olor del dinero y la seguridad familiar del gobernante han creado un gran sistema de corrupción. La corrupción en los gobiernos no solo se ha dado a nivel del Ejecutivo sino desde las bases de una democracia, las instituciones públicas en un país. Dichas instituciones, fácilmente corruptibles por la burocracia que existe, generan un daño significativo en el sistema democrático a largo plazo.
No obstante, la corrupción no es sólo con fines económicos y no se da solo en Ecuador. Este es un tema mundial y de diferentes índoles. Las ideologías débiles son más propensas a experimentar este fenómeno. Un país donde no se fomente la creación de oposición, debate y participación política cae más fácilmente en un gobierno arbitrario. Los países de Medio Oriente son un claro ejemplo de esta situación. Durante décadas, incluso, siglos; han sido una región donde el gobierno ha sido de partido único y muchas veces familiar. Estos han mantenido al pueblo bajo su opresión y poder causando un silencio y miedo en las personas. El problema no es únicamente que el gobernante sea vitalicio o miembro de la misma familia, sino también la carencia de instituciones públicas consolidadas. En Medio Oriente, se puede decir que no han experimentado la creación de partidos políticos desde sus cimientos, mucho menos tener una oposición política formal. El hecho en el Medio Oriente ha llegado a extremos causando que la participación ciudadana dentro de la política y la libertad de expresión sea casi nula.
Sin embargo, muchos ciudadanos de estos países han decidido vivir en otros lugares del mundo y han aprendido a vivir de otra forma, con un gobierno democrático y no autocrático o monárquico, donde la corrupción es distinta a la percibida por ellos y esto resalta el delirio por intentar librarse de esa opresión política. En consecuencia, aparecen estos grupos organizados en contra de las monarquías clásicas árabes y empiezan guerras civiles.
Muchas veces la corrupción sirve de mecanismo anti-político para poder manejar a las masas y tenerlas bajo su control. Sin embargo, con un sistema democrático fuerte la caída de valores e ideales políticos se reduciría, siendo más propenso a no experimentar una corrupción marcada o destrucción total del gobierno.
Sin embargo existe una pregunta a plantearse, ¿porque la democracia no es fuerte? La democracia no es fuerte por el mismo hecho que es un sistema donde los ciudadanos tienen derecho a participar, derecho a crear su propio partido político y ser parte del sistema de gobierno. Para que un sistema democrático sea eficiente se deben cambiar ciertas características y limitar ciertos tópicos, aunque esté en contra de los mismos principios en los que se fundamenta la democracia. ¿A qué se debe esto?
Una de las causas por las que la democracia no es fuerte es por la gente. Normalmente hemos visto muchos casos en el Ecuador de políticos que parecen ser honestos, con grandes ideas que intentan cambiar el país. Sin embargo, la gente detrás, sean auspiciantes, asistentes, miembros del partido o simplemente familiares, han logrado entrar al sector público para beneficiarse de altos ingresos. Esto ha causado casos de corrupción en diferentes periodos presidenciales.
La ambición de las personas se repite en muchos hitos de la oscura historia de la corrupción ecuatoriana. La democracia no está hecha para que la gente persiga poder, beneficios económicos, o simplemente por ego personal. La democracia está hecha para la gente que busca cambiar el mundo, no para cambiar su mundo.
La corrupción está presente en la mayoría de gobiernos mundiales y no existe una característica permanente a lo largo de los mismos que permita categorizar o que altere la probabilidad que un país se hunda en la corrupción. Un país puede ser democrático o dictatorial y en ambos casos puede experimentar un alto grado de corrupción, cuando la creencia popular sugiere que los países dictatoriales son más propensos a sufrirla. No cabe duda que hay muchos ejemplos de cómo una nación democrática cae en las manos de la corrupción facilmente. Exigir democracia en tiempos de corrupción, cualquiera que este fuera, sería insensato. Lo que hay que pedir es cambio de visión política. Sacar a las sanguijuelas existenciales de raiz de los puestos públicos, y eso solo se logra teniendo fortaleza en valores y principios de personas.
Por ejemplo, Ecuador. Desde que empezó su historia democrática, ha tenido gobiernos donde el olor del dinero y la seguridad familiar del gobernante han creado un gran sistema de corrupción. La corrupción en los gobiernos no solo se ha dado a nivel del Ejecutivo sino desde las bases de una democracia, las instituciones públicas en un país. Dichas instituciones, fácilmente corruptibles por la burocracia que existe, generan un daño significativo en el sistema democrático a largo plazo.
No obstante, la corrupción no es sólo con fines económicos y no se da solo en Ecuador. Este es un tema mundial y de diferentes índoles. Las ideologías débiles son más propensas a experimentar este fenómeno. Un país donde no se fomente la creación de oposición, debate y participación política cae más fácilmente en un gobierno arbitrario. Los países de Medio Oriente son un claro ejemplo de esta situación. Durante décadas, incluso, siglos; han sido una región donde el gobierno ha sido de partido único y muchas veces familiar. Estos han mantenido al pueblo bajo su opresión y poder causando un silencio y miedo en las personas. El problema no es únicamente que el gobernante sea vitalicio o miembro de la misma familia, sino también la carencia de instituciones públicas consolidadas. En Medio Oriente, se puede decir que no han experimentado la creación de partidos políticos desde sus cimientos, mucho menos tener una oposición política formal. El hecho en el Medio Oriente ha llegado a extremos causando que la participación ciudadana dentro de la política y la libertad de expresión sea casi nula.
Sin embargo, muchos ciudadanos de estos países han decidido vivir en otros lugares del mundo y han aprendido a vivir de otra forma, con un gobierno democrático y no autocrático o monárquico, donde la corrupción es distinta a la percibida por ellos y esto resalta el delirio por intentar librarse de esa opresión política. En consecuencia, aparecen estos grupos organizados en contra de las monarquías clásicas árabes y empiezan guerras civiles.
Muchas veces la corrupción sirve de mecanismo anti-político para poder manejar a las masas y tenerlas bajo su control. Sin embargo, con un sistema democrático fuerte la caída de valores e ideales políticos se reduciría, siendo más propenso a no experimentar una corrupción marcada o destrucción total del gobierno.
Sin embargo existe una pregunta a plantearse, ¿porque la democracia no es fuerte? La democracia no es fuerte por el mismo hecho que es un sistema donde los ciudadanos tienen derecho a participar, derecho a crear su propio partido político y ser parte del sistema de gobierno. Para que un sistema democrático sea eficiente se deben cambiar ciertas características y limitar ciertos tópicos, aunque esté en contra de los mismos principios en los que se fundamenta la democracia. ¿A qué se debe esto?
Una de las causas por las que la democracia no es fuerte es por la gente. Normalmente hemos visto muchos casos en el Ecuador de políticos que parecen ser honestos, con grandes ideas que intentan cambiar el país. Sin embargo, la gente detrás, sean auspiciantes, asistentes, miembros del partido o simplemente familiares, han logrado entrar al sector público para beneficiarse de altos ingresos. Esto ha causado casos de corrupción en diferentes periodos presidenciales.
La ambición de las personas se repite en muchos hitos de la oscura historia de la corrupción ecuatoriana. La democracia no está hecha para que la gente persiga poder, beneficios económicos, o simplemente por ego personal. La democracia está hecha para la gente que busca cambiar el mundo, no para cambiar su mundo.
La corrupción está presente en la mayoría de gobiernos mundiales y no existe una característica permanente a lo largo de los mismos que permita categorizar o que altere la probabilidad que un país se hunda en la corrupción. Un país puede ser democrático o dictatorial y en ambos casos puede experimentar un alto grado de corrupción, cuando la creencia popular sugiere que los países dictatoriales son más propensos a sufrirla. No cabe duda que hay muchos ejemplos de cómo una nación democrática cae en las manos de la corrupción facilmente. Exigir democracia en tiempos de corrupción, cualquiera que este fuera, sería insensato. Lo que hay que pedir es cambio de visión política. Sacar a las sanguijuelas existenciales de raiz de los puestos públicos, y eso solo se logra teniendo fortaleza en valores y principios de personas.